entonces yo
soy el Sol.
He dicho.
Blanca,
fría,
cambiante,
hermosa
y tan, tan
distante.
El calor,
la luz
con la que intento bañarla,
todo lo refleja;
lo regala a otros
que se enamoran de su pálido brillo,
de su mística de amante imposible
y perfecta a la vez.
Nunca una promesa de amor
se hizo en nombre del Sol,
todos juran o exigen la Luna.
"El secreto no es buscar
compañeros perfectos,
es convertirse en uno."
¿Cómo se supone que lo logre
si mi fuego todo lo mata
y soy consciente de que,
a cada segundo que pasa
estoy más pronto a convertirme
en una puta supernova?
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