jueves, 25 de junio de 2015

La canción sin estribillo

Yo soy
el mercurio en la sangre, mi amor,
todo eso que causa dolor,
lo que mata por dentro.

Pero
estás vos para hacerme cambiar,
me das fe en la humanidad;
yo de verdad lo intento.

Nunca
le pedí a mis padres nacer
pero vos me hiciste comprender
que es mejor de este modo.

Y si
me empeño en ver sólo lo peor,
ahí está la voz de la razón
con tu timbre y tu tono.

Yo soy
lo oscuro antes del amanecer;
el miedo infantil a envejecer
que aparece a los cuarenta y dos.

Y vos
sos todo lo que está muy bien,
me dan ganas de verte crecer
y que explotes tu potencial.

Quiero
que pares el tiempo, mi amor,
que construyas un mundo mejor,
a ver si no lo infecto.

¿Sabés?
Lo que sea que quieras, podés;
el planeta se hinca a tus pies
y yo lloro de orgullo.

Gracias
por traerle un poco de luz
a este loco que carga su cruz,
la que nadie le ha puesto.

-es imposible que lo lean con el ritmo que lo pienso, así que no los culpo si les parece una mierda. por cierto, quiero dedicarle esta entrada a mi hermana; si bien no escribí esto pensando en ella (ni en nadie), noté después que los personajes encajan bastante con nosotros: una víctima sin opresor y la mejor persona del mundo-

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