domingo, 25 de marzo de 2012

Proceso creativo

Lo pienso, y parece la mejor idea del mundo, ¿cómo no la tuve antes?
La escribo brevemente, luego la desarrollo. Inserto cuantas descripciones puedo. Reviso no haber repetido palabras, odio repetir palabras al escribir -al hablar no me preocupa tanto, ya me resigné a no hablar como se debería, sino a hacerlo "como salga"-.
La dejo descansar, la leo la mañana siguiente, la semana siguiente; aunque en ese tiempo paso el texto a mucha gente, sin haberlo releído yo mismo. Pocos realmente me critican algo, me señalan errores, o cosas que cambiarían, el resto se dedica a decirme que les gustó. Pero hago caso a los primeros, que suelen ser quienes mejor se expresan, quienes más describen todo, quienes mejor te sitúan hasta cuando te cuentan cómo fueron al supermercado; y modifico la historia para enmendar esos primeros errores.
Luego de un tiempo, ese escrito propio, que tan genial me parecía, es releído por mi persona, y lo encuentro como uno del montón. La idea al final no era tan genial, el desarrollo fue simplón, y las descripciones no alcanzan para representar la escena que mi mente ideó originalmente.
"Not that bad, anyway", pienso.

Eso suele pasarme, no sólo con mis relatos, sino con prácticamente cualquier creación mía; sean gráficas (dibujos a mano, imágenes editadas, fotografías, videos), musicales (composiciones, covers, ritmos y riffs cortos, letras), literales (cuentos, poesías, reflexiones)... No ideo muchas cosas más, al menos no que recuerde ahora (algunos adefesios mejor no recordarlos); pero si lo hago, de seguro también me pasa esto...
Pero son MIS creaciones, yo las excreté a este mundo, y he de hacerme cargo.

Para eso creé este blog, para inmortalizar mis obras, sean mediocres, geniales o pésimas. Para reconocerlas como propias, y para que estén al alcance.
Disfrutad de mis producciones... O al menos, no las sufran.

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